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viernes, 2 de mayo de 2014

El lío eléctrico explicado a Homer Simpson

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Dueños de centrales con demasiado poder, ciudadanos engañados por confiar en la Ley, peajes por producir energía limpia del Sol. Parece el Springfield de la serie Los Simpson, pero es España.

01 ¿Hay un señor Burns en el mercado eléctrico?

Charles Montgomery Burns, más conocido como señor Burns, es el propietario de la única central eléctrica de Springfield. En la serie de dibujos, su planta de energía nuclear tiene el monopolio absoluto del mercado eléctrico, lo que convierte a este siniestro personaje en muy poderoso e inmensamente rico. “Excelente”, suele ser su muletilla preferida. En España no hay un señor Burns, no existe un monopolio eléctrico. Ahora bien, ¿puede haber varios señor Burns?
Son muchas las voces (empezando por el comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia) que critican el oligopolio de un máximo de cinco empresas que dominan por completo el mercado: Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, E.ON España y EDP (las cinco integrantes de la asociación Unesa). “En el sector eléctrico español no hay un oligopolio, hay dos: uno en la producción y otro en la distribución; lo curioso es que las mismas dos o tres empresas que dominan el mercado de la producción [las centrales que generan electricidad] son también las que dominan el de la distribución [el transporte de la electricidad hasta los domicilios], y esto complica más el problema”, asegura Gerard Llobet, profesor del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI) y uno de los editores del blog económico ‘Nada es gratis’. Ni que decir tiene lo difícil que resulta para una nueva empresa hacerse un hueco entre estos gigantes. En el caso del transporte de la electricidad por las redes, por ejemplo, existen en el país cerca de 350 distribuidoras, pero solo estas cinco grandes eléctricas concentran más del 90% del mercado(1).
¿Por qué esto es malo? Sin entrar en cuestiones ambientales, que una empresa sea más grande puede permitir en ocasiones ser más eficientes y reducir los costes. “No es malo si esa empresa crece porque ha innovado, el problema es cuando eres grande, pero sin ser más eficiente, pues no reduces los costes”, incide Llobet. Al contrario, esa posición de poder en el mercado les permite sermuy influyentes en la política eléctrica. Y, por supuesto, no facilita ningún cambio de modelo diferente al suyo. Unesa ha rechazado realizar cualquier comentario para este reportaje. ¿Qué diría el señor Burns?: “Smithers, suelta a los perros”.

02 ¿Sabría Marge a qué hora poner la lavadora en España?

En abril entró en vigor en España un nuevo sistema para calcular el precio de la electricidad de los hogares que varía hora a hora en función del mercado mayorista de la electricidad (pool). Esto que daría para un capítulo desternillante de los Simpson puede ser muy interesante si uno tiene en su casa un contador inteligente capaz de transmitir a la compañía eléctrica su consumo eléctrico por horas, pues le merecería la pena poner a funcionar la lavadora justo cuando la electricidad sea más barata. Claro que esto sería en la ficción televisiva, pues en el mundo real la gran mayoría de los españoles todavía no tiene uno de estos aparatos, por lo que la factura se realizará en base a un promedio.
¿Por qué tanta prisa por poner este nuevo sistema de facturación por horas en marcha sin disponer de contadores inteligentes capaces de medir y transmitir el consumo por horas? Hay que recordar que el método anterior que fijaba la tarifa eléctrica para la mayoría de los hogares era a través de subastas (CESUR) en las que participaban las grandes eléctricas e intermediarios financieros. Este sistema fue enterrado en diciembre pasado por el Ministerio de Industria en medio de un gran escándalo tras dispararse el precio de la electricidad. “Es positivo que hayan eliminado las subastas CESUR, en los casi cuatro años y medio que estuvieron funcionando los consumidores pagamos de media entre un 15 y un 17% más por la electricidad de lo que nos hubiera costado comprar esa misma electricidad en el mercado mayorista, con un sobrecoste de 1.000 millones de euros al año”, cuenta Natalia Fabra, profesora del Departamento de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid. “Cuando todos tengamos contadores inteligentes será todavía más positivo, pues los consumidores podremos desplazar nuestro consumo a las horas en las que la electricidad sea más barata” (que será también cuando haya menos demanda y cuando no haga falta poner en funcionamiento las plantas más contaminantes). Pero además, esta experta en regulación eléctrica ve otro aspecto positivo de la medida, porque los ciudadanos se interesarán ahora por los precios del mercado mayorista: “Esto puede servir para que los ciudadanos empiecen a percibir las ventajas de las renovables”. Descubrirán que los días que hay viento o que llueve, las renovables bajan el precio de la electricidad.

03 ¿Cómo se explica el mercado mayorista con donuts?

02_Galan3Pongamos que Homer entra en la tienda de Apu a por donuts para toda la familia y va comprándolos del más barato al más caro. Primero mete en la cesta de la compra los glaseados sencillos que elaboran allí mismo para Bart y Lisa. Pero como no hay suficientes de ese tipo, tiene que coger uno más caro de chocolate para Marge y el siguiente en precio que queda para él es otro con cobertura rosa y sprinkles de colores que Apu trae de una pastelería de las afueras (con el considerable impacto ambiental de las emisiones de la furgoneta de reparto). Al final consigue donuts para todos, pero el precio final que paga por cada uno de ellos es el que marca el último, el más caro. Aunque parezca extraño, esta forma de subasta resulta habitual en mercados mayoristas. Y también es la que se utiliza para decidir qué empresas entran en cada momento a vender sus kilovatios en el sistema eléctrico español: las primeras tecnologías en entrar son la nuclear y las renovables (que van a cero, pues sus costes variables son muy bajos –en el caso de la eólica o la solar, cercanos a cero, ya que el viento o el Sol son gratis–), pero si hace falta más capacidad para cubrir la demanda van entrando en funcionamiento plantas con costes mucho mayores (y emisiones contaminantes) como las de carbón o las de gas (que sí tienen que pagar por el combustible que queman).
Para Fabra, este sistema no es perfecto, pero aporta más eficiencia y transparencia que otros. “Ahora bien, ¿por qué las nucleares o las hidroeléctricas deben cobrar luego el precio máximo?”. En el caso eléctrico español, esta experta en regulación considera que las centrales nucleares e hidroeléctricas han recuperado con creces sus inversiones, pues se les garantizó unos ingresos que han sido después superados por los que realmente han obtenido. “Que los costes del sistema hayan subido tanto no es solo culpa de las renovables, también se explica por la sobreretribución de estas tecnologías y por el exceso de inversión en centrales de ciclos combinados [de gas]”.

04 ¿Se equivoca Lisa al defender las energías renovables?

En el décimo noveno episodio de la vigésimo primera temporada de Los Simpson, titulado La chiquita y la ballena, ocurre algo muy interesante: Lisa convence a Homer para pasarse a las energías renovables y la familia coloca una turbina eólica en medio de su jardín. Así empieza una hilarante historia en la que los Simpson prueban a vivir “intermitentemente” (usando la electricidad solo cuando hay viento) o incluso le quitan energía a su vecino Ned Flanders para poner a funcionar ventiladores que hagan mover las palas de su aerogenerador. ¿Se equivoca Lisa al defender estas tecnologías? El caso español resulta desconcertante: en 2013 este fue el primer país del mundo donde la eólica logró situarse como la principal fuente de generación en un año completo; algo inimaginable hace poco que prueba que estas energías limpias ya no son ningún chiste. Pero a la vez, en los últimos años se han sucedido los recortes a las renovables, acusándolas de ser demasiado caras para el sistema.
Resulta innegable que las renovables han contribuido a agravar el agujero del llamado déficit de tarifa (un artificio contable ideado en 2000 para camuflar las subidas de precios de la electricidad, pasando la deuda eléctrica a consumidores del futuro). Pero a la vez sorprende el ensañamiento demostrado por el Gobierno con una industria admirada en el resto del mundo y que tiene grandes ventajas no solo ambientales sino también económicas (como tratarse de energías autóctonas por las que no hay que pagar a otros países).
¿Cuál fue la tecnología eléctrica que más creció en la década pasada en España? No fue la eólica, ni la solar. De 2001 a 2010, las plantas de ciclo combinado (de gas) pasaron de 0 megavatios a 27.194
“Sí, han supuesto una alta inversión, pero es como que el que envía a los hijos a la Universidad, es una lástima que se vaya ahora hacia atrás cuando son competitivas”, comenta Jorge Morales de Labra, director de la empresa GeoAtlanter y una de las caras del movimiento ciudadano a favor de un cambio de modelo energético. Con todo, esta es solo una parte de la historia.
¿Cuál fue la tecnología que más creció en la década pasada en España? No fue la eólica, ni la solar. De 2001 a 2010, el conjunto de las tecnologías limpias aumentaron de 5.189 a 27.181 megavatios (MW), lo que supuso añadir 21.192 MW adicionales. Sin embargo, los ciclos combinados –las plantas de gas natural construidas por las grandes eléctricas–, pasaron de 0 megavatios en 2001 a 27.194 en 2010(2). Una vez más, la crisis arruinó la gran fiesta. Ahora sobran centrales, muchas plantas de gas están paradas y las renovables han visto cómo se recortaba las retribuciones que tenían garantizadas por Ley. Pero lo más incomprensible para Morales de Labra son los llamados ‘pagos por capacidad’, pagos a todas las plantas de gas no por producir, sino por estar ahí, por si deben cubrir a las renovables (cuando no haya sol o viento). Expertos como Natalia Fabra están de acuerdo que deben existir, pero ponen en duda la forma de calcularlos.
“¿Cómo se puede decir que en España hay libre mercado si a la vez que se recorta la retribución que estaba fijada por Ley para las renovables, el Gobierno saca ingresos no previstos para las plantas de gas de las grandes eléctricas para compensarlas por estar paradas?”, incide el director de GeoAtlanter. Desde otros posicionamientos muy distintos, Llobet tampoco entiende algunas decisiones: “Hubo tecnologías renovables a las que se prometió una retribución por encima de lo razonable, pero lo que se ha hecho con ellas es cuanto menos cuestionable desde el punto de vista jurídico y genera un problema de reputación”. ¿Qué hacer con las centrales de gas en estado de hibernación? Para este economista, quizá no quede otro remedio que desmontarlas y llevarlas a otros países.

05 ¿Puede ahorrar la familia Simpson si apaga la tele?

La serie de Los Simpson comienza siempre con una secuencia de apertura en la que toda la familia corre a sentarse frente a la televisión. Como arquetipo de una familia media americana estos personajes amarillos pasan mucho tiempo (y reposiciones) delante de este aparato, por lo que su consumo eléctrico debería ser bastante alto. De hecho, en los hogares españoles, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), la tele es el tercer electrodoméstico que más electricidad consume de media en una casa (263 kWh al año), por detrás de la nevera (662 kWh) y el congelador (563 kWh). Paradójicamente, si los Simpson apagasen la televisión en España para reducir su consumo, apenas se notaría en su factura. Esto ocurre por la subida acordada por el Gobierno de la parte fija que se paga en concepto de ‘potencia contratada’. Aunque consumamos menos kilovatios hora, el mayor peso de esta parte fija hace difícil reducir la factura. ¿Quiere esto decir que no vale para nada ahorrar o ser más eficiente? Desde el punto de vista ambiental, desde luego que sí. Y desde el económico, también, aunque ahora es mucho más complicado. Una opción para pagar menos es pasarse a una tarifa nocturna más barata. Otra es bajando la potencia contratada (cuando haya margen para bajarla). Para ello hay que eliminar consumos inútiles y evitar encender muchos aparatos a un mismo tiempo: como la vitrocerámica, el horno y la lavadora. Si usamos más potencia de la contratada, saltarán los plomos y nos quedaremos a oscuras.

06 ¿Qué pasa si todo Springfield se pone a ahorrar a lo bestia?

¿Tiene lógica subir la parte fija de la factura eléctrica de los hogares españoles? Sí podría tenerla, aunque son pocos los que defienden cómo se está haciendo. “El Gobierno está utilizando la tarifa políticamente para forzar a pagar a los ciudadanos”, crítica Morales de Labra. Ahora bien, dejemos España y volvamos a la serie de los Simpson. Pongamos que toda la ciudad de Springfield se pone a ahorrar a lo bestia (también está la variante de la crisis económica que hunde el consumo eléctrico, pero esta otra es mejor): uno de los problemas de reducir de forma drástica el consumo eléctrico es que los ingresos van a bajar y esto puede poner en peligro el mantenimiento del propio sistema. Así pues, para desarrollar políticas de eficiencia realmente incisivas sería necesario desvincular del consumo la parte de los costes fijos imprescindible para que siga llegando la electricidad a las casas. “Yo soy partidario de calcular los costes fijos de la red y repartirlos entre todos en el término fijo”, incide el ingeniero. “Eso tiene todo el sentido del mundo, pero si se hace de forma justa y transparente, y para ello lo primero es ver cuáles son esos costes fijos”.
Ahí empiezan las discrepancias. Una parte principal son los costes de transportar por las redes la energía eléctrica desde las centrales de producción hasta los hogares. Y esto incluye también los costes de las pérdidas que se producen por el camino, que no las asumen las empresas sino los ciudadanos españoles. “Cuando no queda más remedio que traer la electricidad de puntos lejanos parece razonable solidarizar estos costes”, comenta Morales de Labra, “pero ahora que ya se pueden utilizar tecnologías para producir en el mismo punto de consumo ya no estoy de acuerdo en que todos paguemos esas pérdidas”.
“¿Cómo se puede decir que en España hay libre mercado si a la vez que se recorta la retribución fijada por Ley a las renovables, salen ingresos para las plantas de gas de las grandes eléctricas?”

07 ¿Debe pagar Homer al bar de Moe por beber cerveza en casa?

Uno de los grandes atractivos de las renovables es la posibilidad de ponerse a producir uno mismo electricidad desde casa. Si de pronto se nubla o se hace de noche, siempre se puede recurrir a la red general. Y con la caída del 80% de los precios de las placas fotovoltaicas desde 2008, esta empezaba a ser ya una opción más barata en España que comprar todos los kilovatios a las empresas eléctricas. Era, hasta que el Gobierno introdujo un nuevo concepto: un ‘peaje de respaldo’ que, según la propuesta de Real Decreto para regular el autoconsumo, deberán pagar aquellos particulares que produzcan y consuman su propia electricidad, siguiendo conectados a la red general. En principio, no parece ilógico que contribuyan a los costes del sistema dado que seguirán usándolo. Es como si en el bar de Moe de Springfield se obligase a pagar una cantidad de dinero a los clientes que llevan su propia cerveza por el uso de las instalaciones.
Ahora bien, ¿y si lo que cobra Moe es también la cerveza que fabrican y beben sus clientes en su propia casa sin pisar el bar? Esto mismo ocurre con el ‘peaje de respaldo’: los productores deben pagar por aquella electricidad que producen y consumen ellos mismos sin usar para nada la red eléctrica. “Yo estoy de acuerdo con pagar todo aquello que toca la red, pero no más”, comenta Frederic Andreu, director de SolarTradex (empresa especializada en autoconsumo). “La justificación que dan es que tengo que hacer frente a los costes de tener centrales de gas de respaldo por si de pronto está nublado y necesito la electricidad de la red, pero mi vecino no tiene placas solares, también consume cuando le da la gana y no por eso paga extra”.

08 ¿Acabará la tienda de Apu con el monopolio del señor Burns?

A pesar de las trabas puestas a las renovables, parece difícil cerrar el paso a estas tecnologías. De hecho, en algunos países IKEA ya vende placas fotovoltaicas. ¿Acabará Apu con el monopolio del señor Burns vendiendo en su badulaque módulos solares como si fueran un electrodoméstico más? Según Llobet, también empieza a hablarse de futuras baterías domésticas con las que el ciudadano se gestionará su electricidad como quiera: “En un mundo en el que la gente pudiera recargar sus baterías, el interés por los ciclos combinados se reduciría mucho”. ¿Y si fuesen las grandes eléctricas las que se lanzasen a vender placas solares a los particulares? “ Yo estaría encantado, es lo que tienen que hacer”, asegura Morales Labra. “El posicionamiento de las grandes empresas es ahora muy cerrado, intentan mantener su viejo modelo, pero este es el cambio de negocio que necesitan”.

(1) Cálculo realizado a partir de la Orden IET/107/2014, de 31 de enero, por la que se revisan los peajes de acceso de energía eléctrica para 2014.
(2) Comparativa de la Asociación de Productores de Energías Renovables, a partir de estadísticas de Red Eléctrica (REE) y la antigua Comisión Nacional de la Energía.
 
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